Desde mi punto de vista todos los discos que tengan o hayan tenido un especial significado en tu vida podrían ser atribuidos a un "supergrupo". Pensar que el "Apetite for destruction" no fue realizado por un supergrupo sería un grave error. Tanto así de otros como el "Blood Sugar Sex Magik" o el "Blues for the red sun".
Tampoco nos preguntamos, al menos en un primer momento, cuando un grupo "novel" crea una obra monumental en qué bandas estuvieron sus miembros con anterioridad, qué estilos hacían cada uno de ellos o qué cabría esperar de sus influencias. Simplemente disfrutamos del album."Supergrupo" es un apelativo que conlleva una gran responsabilidad y ¡pobre al que se le atribuya tal etiqueta! porque no se les permitirá dar un paso en falso y serán lapidados sin remisión por público y crítica a la menor oportunidad.
Es lamentable ver como, de forma bastante probable, estas bandas no alarguen su carrera más de 2 o 3 albunes con suerte.
El tema aún da más de sí: por lo general estos "Supergrupos" están compuestos por miembros de dos o más bandas, lo cual deriva en que muchos de los fans posiblemente entren en posiciones encontradas. Incluso puede que ya lo estuvieran con anterioridad por causas como que sus estilos o personalidades pudieran resultar claramente incompatibles y en este caso: ¿Cuál de ellas ganará la partida?.
Tendríamos que dejar de usar una clasificación de tal calibre y dejar respirar más la faceta emocional del músico. Establecer una etiqueta o generar unas expectativas que interfieran en su proceso creativo y su realización personal no es productivo ni para él ni para la obra que posteriormente se nos presente.
Fin del "Supergrupo".